Tisana caliente antes de acostarse, ¿es bueno o malo? El detalle al que (casi) nadie presta atención
Muchas personas tienen la costumbre de tomar una tisana caliente antes de acostarse. Pero, ¿es realmente un buen hábito?
Beber una tisana caliente antes de acostarse es una práctica bastante habitual, de la que se cree que aporta beneficios de diversa índole.
Indudablemente, beber algo caliente antes de acostarse infunde una agradable sensación de confort y calor, a la que es difícil renunciar especialmente en los meses de invierno. Además, existen distintos tipos de infusiones, entre ellas las relajantes como la malva y la manzanilla enriquecidas con melatonina, que ayudan a favorecer el descanso y mejorar su calidad. Tomar infusiones antes de acostarse también ayuda a mantener el cuerpo bien hidratado, favoreciendo el buen funcionamiento de los órganos internos durante la noche.
En resumen, parece que tomar una bebida caliente antes de acostarse ofrece varios beneficios, siempre que se haga de una determinada manera. De hecho, hay un gran error cometido por muchas personas que haría contraproducente este hábito. Veamos qué es mejor no hacer.
Infusiones antes de acostarse: lo que no hay que hacer
Como hemos visto, beber infusiones antes de dormir ofrece varios beneficios. Según numerosos estudios científicos, hidratarse antes de dormir favorece un buen descanso, ayuda a perder peso, a mantenerse en forma y a depurar toxinas. Sin embargo, independientemente del tipo de bebida elegida, hay algo que se debe evitar para que esta práctica no resulte contraproducente.
De hecho, para que la ingesta de una tisana caliente tenga efectos beneficiosos, es necesario elegir el momento adecuado. Para los no iniciados, tomar mucho líquido antes de acostarse puede tener el desagradable efecto de tener que levantarse durante la noche para ir al baño.
Por ello, los expertos recomiendan beber una buena tisana caliente, al menos un par de horas antes de acostarse. De este modo, será posible vaciar la vejiga antes de irse a dormir y evitar el riesgo de sufrir nicturia, es decir, necesidad de orinar durante la noche. Este trastorno, de hecho, puede acarrear varios problemas. Por ejemplo, disminuye considerablemente la calidad del sueño y, sobre todo en el caso de las personas que ya padecen insomnio o ansiedad nocturna, podría afectar significativamente a su estado mental, así como a su eficacia al día siguiente. Por último, las personas que sufren trastornos renales o reflujo gastroesofágico no deben beber antes de acostarse, ya que el aumento del volumen de líquidos en el estómago favorece el reflujo de ácidos hacia el esófago.