En estos días, debido a las continuas y considerables subidas de los precios de la energía, sólo se habla de aumentos en las facturas.
Obviamente, por lo que se refiere al suministro eléctrico, se considera que los principales culpables son todos los electrodomésticos, incluido el horno eléctrico, el amigo de todos los hogares, ya que permite preparar comidas estratosféricas. Estos electrodomésticos, sin embargo, consumen mucha energía y, por tanto, hay que poner en práctica trucos para utilizarlos.
De estos últimos hemos visto muchos a lo largo del tiempo. Y han resultado ser más o menos funcionales para conseguir el objetivo común de todos: ahorrar dinero. Obviamente, esto varía según cada caso y las necesidades de los distintos hogares. Luego hay otros métodos para que los electrodomésticos funcionen a pleno rendimiento y no consuman tanto.
Y estos son una limpieza adecuada y constante y un mantenimiento rutinario. Pero este es un asunto totalmente diferente. Sí, porque, debes saber que nosotros, en este artículo, queremos hablarte de otra cosa. Es algo que no tiene que ver con el consumo de energía, sino con el uso correcto del horno y la energía que hay que poner en limpiarlo.
Se trata de un truco muy sencillo y rápido que tiene al agua y al propio horno eléctrico como protagonistas. Lo utilizan todos los restauradores en sus cocinas y estamos seguros de que, en cuanto lo conozcan, no se podrá pasar sin él. ¡Veamos, pues, en qué consiste y cómo sacarle el máximo partido!
Sí, a veces las soluciones más sencillas son las más eficaces. Y éste también es el caso. Debe saber que se trata de un método utilizado, como ya hemos mencionado, por todos los restauradores. Y evitará tener que perder horas y horas, después de cocinar, limpiando la grasa incrustada del aparato.
Este truco se aplica especialmente cuando se cocina a la parrilla y, sobre todo, cuando se preparan platos de carne. ¿Sabes toda esa grasa que gotea en el horno? Esa es la responsable de los malos olores. Se pega a la sartén de debajo, quema y emite un olor desagradable. Aquí, sin embargo, el agua viene al rescate de todos.
Basta con llenar de agua la bandeja de debajo del horno para que la grasa que gotea de la carne al cocinarse no se pegue a la bandeja. Una vez que haya terminado de cocinar el asado, simplemente coja la bandeja, vaciarla de su contenido y limpiarla rápida y fácilmente. Así de fácil, no tendrá que hacer ningún trabajo.