Hay algunas señales bastante inequívocas que indican cuándo una persona está realmente interesada en alguien. Algunas son fáciles de reconocer, otras no tanto.
Hacer entender a una persona que nos gusta puede ser lo más fácil y a la vez lo más difícil del mundo. Al mismo tiempo, hay pistas claras que pueden delatar ciertos sentimientos si uno no puede o no quiere expresarlos verbalmente. Por otra parte, cuando uno interactúa con los demás, incluso inconscientemente, envía mensajes no verbales.
Esto se hace con los movimientos del cuerpo, los gestos, la expresión facial, el tono de voz y otros indicadores que pueden encapsularse comúnmente como lenguaje corporal. Veamos en detalle cómo manifestar interés por otra persona a través de este tipo de comunicación.
Antes de profundizar en este asunto, lo mejor es empezar por cuáles son los indicadores de desinterés explícito. Por ejemplo, alguien que aparta la mirada, mantiene siempre una cierta distancia física y tiene los brazos cruzados es evidente que no tiene interés. Lo mismo ocurre con las manos a la espalda o en los bolsillos, que indican que la persona en cuestión quiere ocultar algo.
Por el contrario, si hay atracción pero se prefiere no decirlo explícitamente, se puede hacer a través del rostro. Los que realmente quieren acercarse a alguien intentan establecer un contacto visual prolongado buscando sus ojos. Por otra parte, mirarse sin apartar la mirada contribuye a una verdadera excitación psicofísica.
La interpretación de esta acusación concreta depende de las partes implicadas y, evidentemente, de las circunstancias. La mirada de una posible pareja sexual puede generar excitación y el deseo de entregarse a una sana intimidad. Esto, sin embargo, es un asunto aparte que viene después.
Sin duda, más inherente es la cuestión de las pupilas dilatadas. Si nos gusta alguien, en realidad se «agrandan» y nos resultan más atractivas. Pero cuidado, esto también puede ser un falso indicador, ya que las pupilas se dilatan y se contraen en respuesta a los cambios de luz y a la ingesta de sustancias químicas como drogas y antidepresivos, por citar sólo algunos ejemplos. Buscar el contacto físico, mostrar una voz más seria (con un tono más seductor para entendernos) y seducir con la cabeza ladeada son otros tres factores a tener en cuenta y que pueden ser un buen presagio.