Limpiar la campana extractora: este truco elimina hasta la suciedad más incrustada
¿Cómo limpiar la campana extractora? Desde la grasa hasta la suciedad, hay mucho de lo que preocuparse. Averigüemos juntos cómo proceder para una limpieza eficaz y (relativamente) indolora.
La campana extractora sirve para absorber los olores y, en general, los aromas que se producen al cocinar en la cocina. Eléctricos o de gas, en cualquier caso los productos de la cocina desprenden calor y condensación; ésta sube y, en ausencia de una campana extractora, se condensa en las paredes y muros, llegando en casos extremos a producir desagradables manchas de grasa en el techo. ¿Un ejemplo?
Muchos restaurantes orientales tienen este tipo de manchas en sus cocinas, ya que utilizan sabores y aceites muy fuertes, a menudo sin las precauciones higiénicas necesarias. Una campana demasiado débil o que funcione mal puede dar problemas en este sentido; igualmente problemática puede ser una campana demasiado sucia para aspirarla eficazmente. Por no hablar de los olores pestilentes que puede generar en toda la casa.
En el caso de la campana en particular, nos referimos a los filtros. Éstos -por mucho cuidado que se tenga- siempre se ensucian mucho, acumulando grasa y suciedad diversa. En el peor de los casos, se forma una pesada y repugnante capa de grasa que hace que la campana resulte ineficaz y extremadamente sucia. Sin embargo, cuanto más posponga la limpieza de la campana, más difícil será limpiarla.
Uno de los primeros métodos consiste en quitar la tapa y colocarla en un recipiente con agua caliente y vinagre para que la grasa se vaya derritiendo poco a poco. A continuación, pasa una esponja bajo el grifo y sécala.
Cómo limpiar la campana extractora; algunos consejos útiles
Los filtros antigrasa, por su parte, pueden lavarse en un lavavajillas clásico o, alternativamente, suelen sumergirse en una olla de agua caliente a la que se añaden dos cucharadas de bicarbonato sódico.
A continuación, los filtros se dejan reposar en el agua durante una hora, se enjuagan y, por último, se secan con mucho cuidado. Es importante recordar que no se deben humedecer los componentes individuales antes de volver a montarlos en sus respectivas posiciones.
Nunca olvide -por último- sustituir los filtros cada cierto tiempo, para evitar afecciones perjudiciales para la salud. la sustitución debe hacerse, en el caso de los sintéticos, cada dos meses; en el caso de los filtros de carbón activado, cada cuatro meses. En cualquier caso, compruebe siempre su estado de deterioro.