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Nunca negarse un abrazo sincero: según un estudio, también es bueno para la mente

abrazo/ solofinanza.it

No todo el mundo lo sabe, pero los abrazos tienen un efecto beneficioso nada desdeñable sobre la salud mental. Bastan 20 segundos para sentirse mejor de inmediato. 

Un abrazo es un gesto íntimo y espontáneo que transmite diversas emociones como amor, afecto, calor, apoyo, perdón o consuelo, por citar algunas. Lo cierto es que se trata de una expresión sumamente importante que conviene probar al menos de vez en cuando, ya que tiene efectos beneficiosos para el corazón.

Al fin y al cabo, son la forma de comunicación no verbal más poderosa del mundo e incluso pueden considerarse terapéuticas. Sí, si se prolonga durante al menos 20 segundos, estimula la producción de oxitocina (rebautizada como la hormona de la felicidad o del amor) y, por tanto, también es buena para la mente.

Por qué los abrazos son buenos para la mente y no sólo para el corazón

En la práctica, la citada hormona actúa en el cerebro, especialmente en la amígdala y el hipocampo, estructuras muy activas en la gestión de la fuerza y las emociones. Según las investigaciones sobre el tema, esta hormona reduce el estrés social y aumenta el nivel de empatía de las personas, reforzando así los vínculos.

En virtud de ello, se puede afirmar sin temor a equivocarse que el abrazo tiene poderes intrínsecos que pueden contener la ansiedad humana y hacer que las personas se relajen. Entre quienes se permiten un abrazo sincero y afectuoso se desencadena una especie de sincronización cerebral capaz de repercutir positivamente en el bienestar de los individuos en cuestión.

Además, los abrazos ayudan a bajar la tensión arterial y reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares. También estimulan el sistema inmunitario y pueden incluso alejar los virus. Al menos eso es lo que se desprende de un curioso estudio realizado en 2014 por el investigador estadounidense Sheldon Cohen, de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh. 

abrazo sincero y afectuoso/ solofinanza.it

En el experimento participaron 404 personas a las que se evaluó su nivel de apoyo social y el número medio de abrazos que recibían al día. Después se les puso en cuarentena y se les expuso a un virus que causa el resfriado común. Lo que causó revuelo fue que las personas que más abrazaban eran las que menos enfermaban o, si contraían el patógeno, se recuperaban más rápidamente. Algo que va en contra del protocolo aplicado en el mundo en los últimos años, donde los abrazos se han prohibido de facto para salvaguardar la salud.