Vínculos traumáticos, cómo saber si alguien nos está destrozando la vida: atentos a estas señales
Los vínculos traumáticos son relaciones tóxicas, insanas y destructivas. He aquí las señales que pueden ayudarnos a abrir los ojos.
Últimamente se oye hablar con frecuencia del vínculo traumático, pero ¿son pocos los que saben qué significa exactamente esta expresión? Hablamos de vínculo traumático cuando nos sentimos unidos a alguien, a pesar de que nos maltrata.
Esta persona, ya sea una pareja, un amigo o un padre, adopta normalmente la llamada táctica de la goma elástica, en la práctica, alternando fases de extrema frialdad o incluso violencia con momentos de auténtico bombardeo emocional, convenciéndonos de que las cosas que nos está haciendo son normales (cuando en realidad no lo son) y llevándonos a desarrollar un fuerte vínculo psicológico, un vínculo de dependencia.
Así es exactamente como toma forma un vínculo traumático, capaz de destruir silenciosamente a la víctima. Un vínculo traumático puede ocurrirle a cualquiera, por eso es mejor aprender a reconocer las señales que nos permiten desenmascarar a la persona que está destruyendo nuestras vidas. A continuación veremos a qué señales de alarma conviene prestar atención.
Señales que no hay que subestimar para reconocer una
Los vínculos traumáticos pueden destruir literalmente la vida de la desafortunada víctima. Por eso es importante saber reconocer las señales de alarma. La primera señal que debería abrirnos los ojos es la tendencia constante a justificar el comportamiento del agresor. Según estimaciones de la National Domestic Violence Hotline, el 90% de las personas implicadas en una relación destructiva afirman que el comportamiento de su pareja es «perfecto» o «maravilloso».
Otra práctica bastante común entre las víctimas del vínculo traumático es pensar incansablemente en quién nos está maltratando e intentar ayudarle y apoyarle en todo lo que podamos. Por ejemplo, ofreciéndonos a hacerle la compra, pagarle las facturas o prepararle una comida caliente, etcétera. Pequeños gestos aparentemente inofensivos que, sin embargo, pueden ser indicadores de un vínculo traumático.
Pero no sólo eso, quienes se encuentran enredados en una relación de este tipo suelen tender a encubrir o justificar el comportamiento del agresor cuando se plantea el tema con amigos o familiares, de los que a menudo se distancian. Obviamente, quienes se encuentran en una relación de este tipo, a pesar de sufrir abusos y humillaciones constantes, son incapaces de distanciarse de su agresor o de salir de la relación. En cambio, sería útil hablar con alguien y pedirle ayuda sincera para cambiar las circunstancias lo antes posible.