¿Cómo evitar tener remordimientos en la vida? Hay que hacer absolutamente estas cosas
Tener remordimientos en la vida puede ser muy frustrante, ya que no hay tiempo para volver atrás. Sin embargo, siguiendo algunas pautas, se puede evitar.
Vivir con remordimientos es sin duda una de las cosas más desagradables que pueden ocurrir en la vida. Ese «ojalá hubiera querido…» o «si no hubiera dicho eso» son las cosas más atroces que uno puede pronunciar. Por desgracia, cuando esto ocurre, no se puede hacer nada para enmendarlo. El tiempo que ha pasado y las oportunidades que han pasado, nadie nos los puede devolver.
Sin embargo, estas experiencias pueden ayudarnos a madurar y crecer y, sobre todo, a evitar que volvamos a caer en ellas en el futuro. Porque llega un momento en que nos detenemos a reflexionar sobre el tiempo que pasa inexorablemente sin que le prestemos atención. Y es en ese instante cuando hay que pensar en cómo evitar tener más remordimientos.
La receta adecuada para evitar demasiados remordimientos
Entre los ejemplos más clásicos de arrepentimientos hay algunos que son tan recurrentes que acaban afectando a todo el mundo. En esta línea encontramos «debería haberme importado menos la gente y haber hecho lo que quería», «ojalá no hubiera trabajado tanto», «ojalá hubiera tenido el valor de expresar mis sentimientos», «ojalá hubiera seguido en contacto con mis amigos» y «ojalá me hubiera permitido ser más feliz».
Ya de entrada, está claro que se trata de casos de muchas personas que desgraciadamente se han dejado abrumar un poco por los acontecimientos de la vida sin tomarse tal vez ese momento para reflexionar sobre lo que tenían que hacer. Esto no significa que actuaran por instinto; al contrario, siguieron la «lógica» cuando hubiera sido mejor seguir su corazón.
Y precisamente por eso es importante tomar contramedidas y reaccionar. En primer lugar, es bueno tomar las riendas de la vida y hacer realmente lo que puede aportar felicidad sin perseguir a los demás. Una de las advertencias que hay que recordar siempre y en todo momento es no sentirse inferior a nadie mientras uno crea en sí mismo.
El otro ladrillo que hay que poner en el castillo de las certezas es la conciencia de quién es uno mismo. Puede parecer una tarea sencilla, pero hay cosas sobre la propia persona que uno ignora por completo. Esto puede dar lugar a una sensación de incertidumbre y confusión que puede desorientar a la hora de tomar una decisión importante y evitar que uno se arrepienta más tarde.