Las discusiones son parte integrante de la vida de una pareja, pero, contrariamente a lo que se tiende a pensar, pueden ser «beneficiosas» para la relación. Esto es lo que dicen los expertos al respecto.
Las discusiones en una pareja son algo fisiológico, pero a menudo se consideran demoníacas y perjudiciales. Por el contrario, pueden convertirse en verdaderos recursos que pueden dar nueva vida y continuidad a la relación. Por supuesto, esto no significa que si se discute todos los días y a todas horas la situación esté bajo control.
Todo depende también de la manera y el enfoque de las discusiones. Sólo cuando se cumplen ciertas condiciones previas las peleas pueden calificarse de constructivas y son indicativas de una relación estable y duradera. A este respecto, la opinión de la Dra. Stephanie Sarkis, experta en la materia, puede ser muy significativa.
En su opinión, evitar las discusiones puede crear tensiones a largo plazo, ya que los miembros de la pareja pueden dudar en expresar sus sentimientos para evitar causar más daño. También afirmó que tiene más reparos con las parejas que nunca discuten, aunque el término más apropiado es discutir.
En efecto, uno puede expresar sus puntos de vista sin insultar al otro y sin levantar necesariamente la voz. Uno puede estar en claro desacuerdo con el punto de vista del otro y, a veces, seguir con su propio pensamiento. Todo, sin embargo, siempre con respeto mutuo y con esa mentalidad de crecimiento.
Uno entiende qué rasgos son negociables y ante cuáles puede hacer la vista gorda e intentar mediar hacia el otro». Por el contrario, dijo que se escandalizaría si una pareja llegara a su consulta y dijera que nunca se han peleado. Algo que es racionalmente inviable ya que no es posible estar siempre de acuerdo en todo.
En cuanto a los consejos sobre cómo manejar los malos rollos con tu media naranja, aquí tienes algunos que pueden ayudarte a lidiar con este tipo de conflictos. Lo primero que hay que hacer es centrarse en un tema cada vez para evitar sentirse abrumado y no perder de vista el objetivo inicial del tema. Luego es bueno recordar que con la pareja hay que trabajar juntos para resolver un problema y no el uno contra el otro. Al mismo tiempo, es importante poner límites y evitar gritarse, sobre todo si los ánimos ya están bastante caldeados.