Las normas de etiqueta hablan claro: qué llevar y qué evitar cuando se es invitado a cenar en casa
Hay reglas que seguir cuando se es invitado a cenar a casa de alguien. Normalmente siempre se lleva un pequeño regalo, pero no siempre se considera correcto.
Cuando uno recibe una invitación para cenar en casa de un amigo o pariente, suele llevar un pequeño regalo. Ya sea un regalo en sí o algo para acompañar la velada, como una botella de vino o algún alimento, esta práctica parece haberse convertido en una especie de tradición.
Sin embargo, la etiqueta no siempre es tan permisiva en este sentido. De hecho, establece ciertas normas al respecto que limitan en cierta medida este gesto espontáneo. Por ejemplo, sólo algunos alimentos son adecuados para regalar. Por regla general, es mejor evitar la duplicación, por lo que entremeses o algo para después de la cena pueden ser apropiados. Todo siempre en pequeñas porciones, llevar demasiado nunca es sinónimo de galantería.
Qué llevar a una cena y cuándo evitarlo
Si uno pretende excederse, siempre es mejor ponerse de acuerdo con el anfitrión. En cuanto al vino, por otra parte, aunque siempre es una opción apreciable, hay que sopesarla. De hecho, si no se conoce el menú sería mejor confiar en algo que pueda ir bien con todo. Las burbujas o, en su defecto, un licor de fin de comida en este sentido nunca defraudan.
Sin embargo, entre las opciones aceptadas por la etiqueta están las plantas y las flores, sobre todo si es la primera vez que vas a casa de alguien. Se consideran símbolos de buena suerte. Lo mismo ocurre con los libros, ya que representan la cultura. Mejor optar por un título resonante, a menos que se conozcan los gustos de la persona que hace la invitación.
Esto es un resumen de lo que conviene llevar para causar buena impresión. En otros casos, incluso se puede pasar por alto, ya que se corre el riesgo de causar una mala impresión. Por ejemplo, las chucherías y el mobiliario son un verdadero acto de fe. Se entra en el terreno de los gustos personales, que pueden no ser compatibles. Lo que a uno le gusta puede no gustar a la otra persona.
Lo mismo ocurre con los regalos demasiado humorísticos. El humor es puramente subjetivo y puede no ser para todo el mundo. Quizá eso que tanto nos hace reír a las personas que amablemente nos han invitado pueda resultar francamente ofensivo o de mal gusto. En definitiva, con la comida y el vino nunca se equivoca, en otros casos es bueno anticipar algunas dudas.