Si una persona cercana a nosotros siempre repite estas frases, probablemente tiene la intención de manipularnos. Éstas son las que deberían mantenernos en guardia.
Tratar con personas manipuladoras a lo largo de la vida le puede pasar a cualquiera, lo importante es aprender a ponerlas en su sitio. Si es necesario, también hay que eliminarlas drásticamente y dejarlas atrás. El primer paso, sin embargo, es comprender cuándo se está tratando con ese tipo de personas.
No siempre se tiene la conciencia adecuada al respecto y, por lo tanto, es bueno saber cuáles son los signos que más se asocian con estas personalidades. Incluso los propios manipuladores pueden no ser plenamente conscientes de sus actos, porque mientras algunos son muy conscientes de lo que hacen, otros caen en ello porque no han aprendido otras pautas de comunicación.
Esto no es una justificación, en ambos casos el mal debe ser absolutamente erradicado porque puede ser perjudicial para el bienestar psicofísico de la persona sometida a este tipo de acoso. Los manipuladores emocionales hacen todo lo posible para trasladar toda la responsabilidad al prójimo, siempre tienden a culpar al otro sin pensar nunca en sus propios errores.
He aquí las frases más famosas que utilizan para distorsionar la realidad y hacer que la gente intente cambiar de opinión:
Así que mediante el chantaje emocional se intenta imponer la propia condición a una persona por la que teóricamente se profesa el bien. Algo irracional donde hay estima, afecto y amor por el prójimo. Pero eso no es todo. Otro aspecto inquietante es minar la seguridad de la otra parte menospreciando sus reacciones y no respetando su experiencia y lo que siente. A este respecto, he aquí las dos frases más emblemáticas:
Continuando encontramos otros motivos redundantes como «tú lo has hecho todo, yo no tengo nada que ver», «es tu reacción, yo no te he preguntado nada», «no seas tan dramático» y «qué me has hecho hacer». Evidentemente, éstas son sólo algunas de las exclamaciones que utilizan los manipuladores. Hay muchos que siguen prácticamente el mismo patrón deletéreo, que desgraciadamente sólo genera ansiedad e inseguridad en quienes lo sufren.