Perder una cita puede ocurrir, pero si se convierte en algo sistemático significa que hay un problema. Pero, ¿qué hay que hacer? Averigüémoslo juntos.
A los verdaderos amigos se les ve en los momentos de necesidad, decía un viejo refrán. Pero, ¿y si es precisamente en esos momentos cuando un amigo íntimo empieza a dejarte plantado todo el rato? Seguro que eso no es normal. Quizá nos apetecía ir de compras y queríamos tenerlo a nuestro lado para que nos diera algún consejo útil, o habíamos quedado para ir de tapas y charlar, pero en el último momento se echó atrás.
Hay muchas cuestiones de este tipo, el resultado es el mismo. Por eso es bueno analizar la situación y tratar de entender qué está pasando. Quizá haya algo que no funciona y antes de redefinir la relación y degradarla a algo menos profundo vale la pena entender qué hay detrás. Pero, ¿cómo hacerlo sin caer en polémicas inútiles y deletéreas?
El primer paso importante es plantearle el asunto y decirle cómo nos sentimos. Pero lo importante es hacerlo con toda la calma del mundo. A continuación, organizar una cita (esperemos que no nos deje plantados de nuevo) y hablar juntos sobre la situación que se ha planteado. Procurar no criticarlo, ya que esto podría exacerbar la discusión sin hacer ningún bien.
Una vez que se haya comprendido su postura, intentar ser empático y tratar de razonar qué hacer para que la relación funcione como antes. Hacer que se dé cuenta de la importancia que tiene en nuestra vida y, si por casualidad sólo ha sido un periodo difícil, sólo hay que esperar y retomar la rutina.
Tener una comunicación abierta y directa es la base de todo. Por otra parte, la honestidad es la base de todo. Si se dan estos elementos, es poco probable que de la confrontación resulte algo negativo. Por supuesto, todo depende de cuál sea nuestra respuesta. Si estos comportamientos no son fruto de un compromiso o de algo serio, entonces es justo que el otro también sea honesto y lo diga abiertamente.
En ese momento, hay que tomar nota de la situación y estar preparado incluso para alejarse, ya que no existe el mismo grado de interés. Otro caso es el de la planificación diferente. A veces se tiende a avisar a la otra persona en el último segundo, lo que puede causar estragos al tener ya la agenda llena. Entonces es mejor ir de oído, puede ser más conveniente. En cambio, si el amigo no suele hacer muchos planes, sentirse cerca del posible compromiso puede ser un mejor viático.