Lavadora, por fin se ha encontrado la causa que hace gastar mucho dinero en facturas. Cómo tomar medidas inmediatas.
Lavadora, ¡pero cuánto me cuesta! En realidad, el coste al que nos referimos en este momento no es el de comprarla entera o a plazos, sino el estrictamente relacionado con su consumo. Como todos sabemos, las facturas, especialmente las de la energía y el agua, se han ido a las estrellas.
Así que cada vez que recibimos una, antes de leerla, nos sentamos y respiramos hondo para prepararnos para otro golpe más que tendremos que encajar. Por supuesto, ha habido subidas de precios y en algunos casos han sido poco menos que aterradoras, y eso no se puede negar. Como, sin embargo, lo es, por mera y sincera par condicio, el hecho de que a veces los costes excesivos en la factura son consecuencia del mal uso que hacemos de ciertos electrodomésticos.
Y esto incluye a la lavadora. Partiendo de la base de que todos tenemos al menos una en casa y de que si especialmente tenemos niños pequeños o formamos parte de una familia especialmente numerosa, también es normal que hagamos una si no más al día. Y esto ocurre, además de por el tamaño de la ropa a lavar, también por su tipo.
Si podemos contar con la presencia de un gran aliado -y bastante barato, por cierto- como el famoso atrapa colores para evitar los colores demasiado diferentes entre sí, no se puede decir lo mismo de los tejidos. De hecho, los que son demasiado diferentes entre sí no pueden lavarse juntos para no estropearlos.
Y así ocurre que, para tenerlas limpias y listas para usar, ponemos en marcha nuestra lavadora aunque haya muy pocas dentro. Digamos incluso que está casi vacía. Y esto supone un enorme derroche de energía, que se traduce en dinero extra en la factura de la luz. Por eso, si no es absolutamente necesario, evitamos esta opción como la peste.
Por otro lado, sin embargo, con el objetivo preciso de ahorrar dinero, no la llenemos hasta el borde. De hecho, de este modo el lavado no será óptimo y, por tanto, los resultados de limpieza serán más bien pobres. Más bien, busquemos una carga completa, lo que significa un gran número de prendas, pero no tantas que, metafóricamente hablando, nuestra lavadora explote.
También porque, si nos pasamos, podemos encontrarnos en la odiosa situación de tener que volver a lavar, gastando así más dinero. En definitiva, como se suele decir, «no vale más el juego que la vela». Sin embargo, si de verdad se quiere ahorrar dinero al usar la lavadora, hay que tener cuidado con no sobrepasar las temperaturas. De hecho, cuanto más altas sean, mayores serán los costes en la factura.
Más bien, intenta, en la medida de lo posible, utilizar más el lavado en frío y los ciclos cortos, sobre todo si nuestra ropa no está especialmente sucia, sino quizá sólo polvorienta y sudada. Por último, cuidado con la hora y el día en que la ponemos en funcionamiento. Comprobamos, en función de los contratos que tengamos, las horas de menor consumo y actuamos en consecuencia.