Para las personas frioleras, el invierno no es realmente su estación, por lo que deben tomar medidas inmediatas.
Para los que sufren mucho el frío, las bajas temperaturas son una tortura, y a pesar de los consejos de los amigos de ponerse un jersey extra, para algunas personas esta estratagema no funciona.
Si no se tiene ninguna patología particular, como anemia o mala circulación sanguínea, tener frío es una condición genética, algunos nacen con una mayor sensibilidad a las bajas temperaturas y tendrán que vivir con ello.
Es una condición como el umbral del dolor, algunas personas tienen niveles de tolerancia muy altos, mientras que otras se desmayan con una simple inyección; el mundo es tan bellamente biodiverso.
Para todos aquellos que se resfrían con rapidez, además de mantener siempre la cabeza, las manos y los pies bien cubiertos, cambiar el estilo de vida puede ser una pequeña ayuda.
Olvidar la leyenda urbana de tomar un sorbo de alcohol para entrar en calor, la vasodilatación que provocan las bebidas espirituosas sólo ofrece una sensación temporal de bienestar, pero estamos hablando de segundos, porque los vasos sanguíneos dilatados hacen que se disipe más calor, con el resultado de que se sentirán muchos más escalofríos de los que se tenías antes.
Incluso un baño caliente es sólo una panacea momentánea, el choque térmico que provocas en tu cuerpo es efímero, y. si ya tienes las extremidades azules, no es bueno sumergirse en agua hirviendo, porque la sangre tiene que calentarse lentamente y es mejor tener contacto directo con algo caliente, por lo que un abrazo es más aconsejable.
La alimentación es la verdadera aliada para provocar el cambio que hará más fuerte y resistente al resfriado. No todo el mundo sabe que las patatas, ricas en sales minerales y vitamina A, ayudan a reforzar las defensas inmunitarias, un escudo importante para los sensibles al frío; las legumbres en general son ricas en hierro y te echarán una mano para combatir los escalofríos; son ricas en proteínas y si eres vegetariano te aportarán las proteínas que eliminarán la desagradable sensación de congelación.
Por supuesto, las verduras de temporada, que además son más baratas en el supermercado, aportan todas las vitaminas que el cuerpo necesita y la combinación de jengibre y guindilla es un refuerzo inmunológico. Como se ve, estos sencillos ingredientes, si gustan, son la base perfecta para una rica sopa caliente que en las frías tardes de invierno puede ser una buena compañera para los más frioleros.