A menudo se oye hablar de recesión, pero ¿en qué consiste y cómo se puede contrarrestar protegiendo los ahorros? He aquí dónde sería mejor invertir.
Se produce una recesión cuando el Producto Interior Bruto (PIB) de un país es negativo durante dos trimestres consecutivos, como ocurrió, por ejemplo, durante la pandemia, cuando el parón de la producción provocó una caída global del PIB.
No sólo el PIB: los economistas han añadido otras variables para medir la recesión de un país. En Estados Unidos, la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER) también tiene en cuenta los niveles de desempleo, la producción industrial y la evolución de las ventas de bienes en el mercado.
En periodos recesivos, se produce una caída especializada de la producción en determinados sectores o una caída generalizada, una gran volatilidad en los mercados financieros y un aumento de la inflación y del consiguiente coste de la vida en todos sus aspectos.
Cuando la recesión dura más de dos trimestres y el PIB supera el 10%, entonces la recesión se convierte en depresión, con consecuencias muy graves para la calidad de vida de la población a la que afecta.
Para salir de una recesión hay que poner en marcha varias soluciones, como recortar los gastos del país afectado, aumentar la demanda de bienes o recurrir a los bancos centrales para que bajen los tipos con el fin de estimular la producción y la inversión. A nivel personal, la solución a la recesión reside en las inversiones a largo plazo, en mantener una cartera bien diversificada, en el uso de activos refugio o materias primas como cobertura, y en la diversificación de divisas.
En este momento, la diversificación es esencial para contrarrestar la recesión europea, causada por muchos factores, como la guerra entre Rusia y Ucrania y la subida de los tipos de interés para intentar combatir la inflación, así como la crisis del mercado energético.
La mejor opción, durante la recesión, es seguir invirtiendo realizando algunos movimientos precisos. En primer lugar, hay que centrarse en valores defensivos y de calidad, como la atención sanitaria y otros sectores infravalorados. A continuación, hay que evaluar la parte de renta fija de la cartera comprando títulos de crédito, como los Bonos, y hay que centrarse en instrumentos financieros que se consideren más seguros, entre los que se encuentran los Bonos del Estado, como los letes (Letras del Tesoro).
Las inversiones en oro y materias primas son especialmente a tener en cuenta en tiempos de recesión, luego hay que utilizar la volatilidad en beneficio propio para contener los posibles riesgos a la baja en los mercados bursátiles. Para protegerse contra la recesión, entonces, sería una buena idea centrarse en inversiones fuera de la eurozona, apuntando a sectores menos afectados por la crisis.