Estilo de vida

Felicidad, las relaciones que hay que cultivar para alcanzarla: no son muchas

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Aunque no existe una fórmula mágica para alcanzar la felicidad, hay relaciones que pueden ayudar a conseguirla. 

Nuestra vida es un viaje en constante búsqueda de la felicidad. ¿Quién no quiere ser feliz, ver siempre el lado bueno de las cosas, sonreír y estar plenamente satisfecho con lo que uno tiene? Sin duda, ¡la mayoría de nosotros! Sin embargo, con demasiada frecuencia la buscamos en objetivos y metas que alcanzar, sin darnos cuenta de que esa no es la mejor manera de sentirnos felices.

Se suele decir que «la felicidad está en las pequeñas cosas», y de efecto eso es. No hay nada mejor para alcanzar la ansiada felicidad que las relaciones. No nos referimos sólo a las relaciones amorosas, a la intimidad con la pareja, sino a todo tipo de relaciones. Con los padres, los hijos, los parientes, los amigos e incluso las mascotas.

Algunas de estas relaciones pueden ser decisivas para alcanzar la felicidad, porque pueden hacer que nuestra vida sea rica y plena. Pero, ¿cuáles son las relaciones que debemos cultivar para ser felices?

Relaciones que cultivar para ser feliz

Aunque no existe una fórmula mágica para alcanzar la felicidad, ni reglas reales que seguir para ser feliz, algunas relaciones pueden ser cruciales para satisfacer nuestro deseo de felicidad. Pero, ¿qué relaciones es importante cultivar para ser verdaderamente feliz?

La primera relación muy importante que hay que cultivar para ser feliz es la relación con uno mismo. Cuidarse, tanto física como mentalmente, es fundamental para comprender realmente quiénes somos y poder abrirnos a los demás. Pero lo que hace que nuestra vida sea verdaderamente plena son nuestras relaciones íntimas, es decir, las que mantenemos con las personas más cercanas a nosotros: ya sean nuestros padres, nuestra pareja o nuestro mejor amigo. Estas conexiones nos sostienen y nos permiten expresarnos tal y como somos sin miedo a ser juzgados. Las que podemos llamar microconexiones también son cruciales para nuestro bienestar, como, por ejemplo, la charla con la charcutera de confianza o la dependienta de nuestra tienda favorita. A primera vista, estas relaciones pueden parecer superficiales, pero en realidad nos hacen sentir acogidos y reconocidos hasta en las cosas más pequeñas.

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Para sentirnos verdaderamente felices, por tanto, son necesarias las conexiones relacionales, es decir, las que se desarrollan a lo largo del tiempo con amigos y conocidos con los que podemos compartir intereses, experiencias vitales o valores. Por último, puede ser útil establecer una conexión colectiva, es decir, una relación con grupos más amplios como, por ejemplo, asociaciones o comunidades que puedan hacernos sentir parte de algo grande y útil para la sociedad.