Todos los hogares españoles están acostumbrados a tener un frigorífico dentro de las cocinas de sus casas.
Desde su llegada a los hogares, este electrodoméstico ha demostrado ser un excelente aliado para almacenar alimentos y platos preparados. ¿Su único inconveniente? Consume mucha energía y lo hace a todas horas, en cada momento del día. No hay un solo minuto en el que no necesite energía para funcionar. Por supuesto, en algunos casos son los usuarios los que se equivocan y hacen que consuma más.
De hecho, la gente tiene la mala costumbre de abrirlo y cerrarlo continuamente. De este modo, el aire frío sale del aparato, que necesitará chupar energía para recuperar su temperatura anterior. Y, además, debes saber que los compartimentos de este electrodoméstico están hechos para diferentes alimentos.
En la parte inferior van los alimentos que necesitan temperaturas más bajas, mientras que en la parte superior, por ejemplo, donde la temperatura es más alta, se pueden poner platos preparados. Hecha esta debida digresión, tenemos que centrarnos en lo que es el tema principal de nuestro artículo. Hablamos, por supuesto, del consumo de energía y de cómo conseguir ahorrar.
Y un factor muy importante que puede hacer que la economía familiar vuelva a respirar es la ubicación del frigorífico. Sí, has entendido bien. Una posición incorrecta puede disparar las facturas de electricidad. Se recibirán facturas escalofriantes. Veamos, pues, cuál es la mejor posición para este electrodoméstico indispensable.
Estos consejos son realmente útiles, sobre todo en estos tiempos en los que se han anunciado nuevas subidas de la factura de la luz, del orden del 12%. Veamos, pues, dónde no colocar el frigorífico en la cocina de tu casa. Lo primero que hay que tener en cuenta es la distancia a las paredes por todos los lados.
Es necesario un espacio libre de al menos 5 cm. De este modo, el calor del motor se dispersa totalmente y el aparato no sufre tensiones ni consume energía. Otro consejo importante es la distancia entre el horno y el frigorífico. Debe haber al menos 50 cm que los separen. Si no, el calor del horno hace trabajar más al frigorífico.
Por tanto, se consumirá mucha más energía. Por último, te diremos que lo mejor es colocar el frigorífico en una zona de la cocina a la que no lleguen directamente los rayos calientes del sol. De nuevo, el calor haría que el frigorífico trabajara más para mantenerse frío y, por tanto, tendría que absorber más energía.