Los descubrimientos científicos están siempre a la orden del día y fascinan a todo el mundo, desde los investigadores a los aficionados, pasando por la gente corriente.
Los hay de muchos tipos, desde arqueológicos hasta descubrimientos astronómicos. Y cuando se desvela uno de ellos, sea en el campo científico que sea, la curiosidad en torno a él es siempre enorme. Basta pensar que en unas cuevas de la India se han descubierto nuevas variedades de mariposas e incluso un murciélago con enormes alas.
Y aún se sigue hablando de ello muchos meses después de conocerse la noticia. Y éste del que queremos hablar llamará la atención de la gente, así como la de aquellos que tuvieron la suerte de conocerlo hace poco tiempo. Estamos seguros de que les impresionará mucho. Y esto se deberá a dos factores.
El primero se refiere al hecho de que se ha descubierto una nueva especie de insecto que vivió hace muchísimo tiempo. De hecho, hace varios milenios. La segunda razón, se refiere a su preservación. Sí, porque se han conservado prácticamente intactos y en una resina que ha llegado hasta nuestros días. Es algo verdaderamente excepcional.
Esta resina no es nueva en este tipo de descubrimientos. O más bien, siempre ha conseguido sorprender a investigadores y arqueólogos con lo que tiene que ofrecer. La noticia de este hallazgo llega directamente de Kaliningrado, una ciudad rusa a orillas del mar Báltico. Veamos, pues, de qué insectos se trata.
Sí, se trata de la resina producida por determinados árboles llamados coníferas, es decir, pinos, abetos, cedros y alerces. Y el ámbar que aparece en este descubrimiento es el de los bosques bálticos. Y se conserva en el Museo del Ámbar de Kaliningrado. En su interior hay nada menos que 20.000 fragmentos de la resina en cuestión.
Y los insectos encontrados estaban contenidos en uno de estos fragmentos recogidos desde 1870. El análisis de los insectos no fue fácil, al contrario, pero gracias a instrumentos supertecnológicos se pudo establecer que se trata de Vespidae. Hay que saber, pues, que tienen más de 40 millones de años. Tienen alas y antenas muy, muy grandes.
Al igual que sus ojos. Y no tienen aguijón. Sí, has entendido bien. De hecho, se encontró un órgano reproductor en su lugar. Obviamente, ponen huevos con él. Ahora las investigaciones y estudios continuarán porque los científicos quieren entender cuáles son los descendientes directos de esta nueva especie encontrada. Su nombre es Palaeorhoptrocentrus Kanti.