Estilo de vida

¿Nunca te sientes igual a los demás? Cómo dejarlo todo atrás y volver a vivir en paz

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Este tipo de complejos puede suponer un gasto considerable de energía mental y física. Sin embargo, hay una forma de recuperar la fuerza. 

Los problemas de índole psicológica están, por desgracia, más extendidos de lo que la gente cree. Por ejemplo, muchas personas se sienten incapaces y no están a la altura del rendimiento que exige la sociedad actual. Toda una serie de mecanismos desencadenan esa inseguridad, ese miedo a no estar a la altura, lo que lleva a vivir con ansiedad y presión determinadas situaciones que no son nada buenas aliadas.

Pero el concepto no sólo queda relegado a la mente, también hay que extenderlo a la acción. Con la actitud, de hecho, los procesos mentales se ponen en marcha y se concretan, pero no siempre se actúa con confianza. Y ése es precisamente el mecanismo de quienes perciben un sentimiento de inferioridad en todo lo que hacen.

La mejor manera de recuperar fuerzas y sentirse igual a los demás

Y es a partir de aquí cuando se desencadenan mil dudas y preguntas. Uno se pregunta ¿por qué algo que es natural es al mismo tiempo fuente de destrucción? Uno llega al punto de no tener ganas de ver a los demás y de no empezar nunca nada nuevo. Así se inicia un lento declive que no se puede abandonar en absoluto.

En un abrir y cerrar de ojos, provoca ansiedad, ataques de pánico y una tendencia al perfeccionismo, todo lo cual corroe el espíritu que tenías dentro antes de que estos pensamientos negativos llegaran a tu mente. El problema es que corres el riesgo de desencadenar un círculo vicioso sin salida a menos que te enfrentes a la situación y decidas seriamente reaccionar.

Pero, ¿cómo se puede invertir esta situación? El primer aspecto a analizar es comprender qué y quién nos hace sufrir. Contextos y personas del pasado representan esos campos a analizar para intentar obtener las respuestas que buscamos. Tal vez, de niños, alguien nos hizo sentir inferiores con alguna frase o actitud, o en el colegio, ver a nuestros compañeros más capaces de realizar ciertas actividades nos hizo pensar que nosotros no éramos capaces de hacerlas. En realidad, sin embargo, puede que simplemente haya sido una cuestión de tiempo, pero es difícil comprender cuando la mente cae en el abatimiento.

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Es razonando sobre estos aspectos como surge la solución al problema. Uno puede elegir qué hacer y qué hacer que piensen los demás de nosotros. Por supuesto, no se trata de una acción inmediata. Es el resultado de un camino que a veces conviene recorrer con una figura especializada. Sólo así se puede recuperar esa fuerza perdida y desterrar de una vez por todas los fantasmas del pasado.