Un estudio reciente ha demostrado que fumar acelera considerablemente el proceso de envejecimiento, mientras que si se deja de fumar, el proceso se invierte.
Fumar acelera el envejecimiento, mientras que dejar de fumar ralentiza la senescencia celular y, por tanto, el riesgo de envejecer prematuramente. Así lo afirma un estudio realizado por la Universidad china de Hngzhou y presentado recientemente en el Congreso Internacional 2023 de la Sociedad Europea de Medicina Respiratoria. Los investigadores, dirigidos por SiYu Dai, pusieron de relieve la estrecha correlación existente entre el consumo de cigarrillos y el acortamiento de los telómeros, la porción terminal de los cromosomas que desempeña un papel clave en la protección del ADN. Además, analizando los datos genéticos de unas 500.000 personas que figuran en el Biobanco Británico, la velocidad del proceso de envejecimiento sería directamente proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados habitualmente. Esto significa que cuanto más se fume, más rápido se envejecerá.
Según los autores del estudio, las cosas mejoran cuando se deja de fumar. De hecho, aunque la disminución de la longitud de los telómeros también se observa en los ex fumadores, los que dejan de fumar sólo muestran una ligera tendencia hacia cromosomas más cortos, por lo que los procesos que aceleran el envejecimiento se ralentizan.
En resumen, dejar de fumar no sólo reduce el riesgo de desarrollar diversas enfermedades, sino también de envejecer antes. Entonces, ¿cómo dejar de fumar?
Se sabe que fumar es un mal hábito que puede provocar diversos problemas de salud, incluso graves. Por eso, aunque es un reto serio, es esencial dejar de fumar. ¿Cómo?
En la actualidad, existen varias herramientas que ayudan a abandonar el hábito de fumar. En primer lugar, sin embargo, se necesita mucha fuerza de voluntad. Muchas personas consiguen decir adiós al tabaco sólo con su fuerza de voluntad, mientras que otras pueden necesitar apoyo. En este caso, se pueden considerar varias vías, como, por ejemplo, la terapia farmacológica y/o el apoyo psicológico.
Sin embargo, siempre debe existir un deseo real de dejar de rubio como base, de lo contrario ni siquiera la medicación servirá de ayuda. Una buena solución podría ser fijar una fecha concreta para dejar de fumar y, a partir de ese momento, eliminar de su entorno todo lo relacionado con el tabaco. Un buen hábito podría ser practicar una actividad física o incrementarla y distraerse en la medida de lo posible cuando las ganas de fumar se vuelvan imperiosas.