Las lluvias durante el Burning Man han despertado a una antigua especie, que se remonta a tiempos prehistóricos. Averigüemos juntos de qué se trata.
No hubo fiesta en el Burning Man: la reunión de «patitos» estadounidenses en el desierto de Nevada, un poco hipster y un poco anticonvencional, se vio interrumpida por una lluvia torrencial. No hubo fiesta final, por tanto, para los más de 70.000 coloridos y excéntricos participantes.
Las lluvias, que se convirtieron en torrenciales y apocalípticos riachuelos de barro, despertaron de hecho a una antigua especie que se encuentra bajo tierra en las arenas de Nevada. Se trata esencialmente de un camarón, protegido en el interior de un caparazón resistente a la sequedad y al calor del desierto, normalmente inactivo durante años. El peculiar crustáceo, que puede compararse con fósiles «vivientes», se remonta al periodo Cámbrico, hace más de 500 millones de años.
La especie en cuestión tiene 11 pares de patas, frente a los 8 de las gambas «normales». También tiene dos ojos y un tercer órgano, el llamado «tercer ojo», útil para detectar posibles depredadores a través de los cambios de luz. Estas gambas viven una media de dos a tres meses en aguas estacionales. Son muy pequeñas, casi invisibles.
Parece que los huevos de esta especie son especialmente resistentes y tenaces. Pueden permanecer en el suelo durante varios años, antes de «florecer» cuando las condiciones parecen favorables. Como fue el caso de Burning Man, gracias a las lluvias no esperadas durante años.
En el caso que nos ocupa, los huevos de camarones llevaban años esperando en el fondo de lagos ahora desecados para despertar; y las lluvias que arreciaron durante todo un fin de semana proporcionaron el entorno perfecto para su despertar. De hecho, hay que recordar que el Burning Man se celebra en el prehistórico lago Lahontan, conocido como la «playa«. El suelo se compone de arena alcalina que hace toser a la gente y provoca «pulmón de playa» cuando se inhala en cantidades excesivas.
Los participantes en el Burning Man no se desmoralizaron; organizaron actos temáticos como toboganes de barro y diversas actividades folclóricas; además, por supuesto, de peleas de barro para los espíritus más «guerreros» que participaron.
El mal tiempo causó una muerte por accidente; sin embargo, los daños, en general, fueron limitados, el director general de Burning Man dijo que no hubo necesidad de una «evacuación», al contrario. En resumen, incluso con barro hay diversión ‘loca’ para rato, como es el caso de las locas propuestas del festival del desierto.