Si alguna vez se ha preguntado por el posicionamiento de las frutas y verduras en el supermercado, he aquí la razón de esta estrategia.
Al ir al supermercado, casi nadie presta atención a la disposición de los productos en las estanterías. En cambio, hay que empezar a contar con ello para estar preparado y evitar gastar más de lo debido. Por otra parte, en esta fase de continuas subidas de precios, hay que intentar contener el gasto.
Por citar un ejemplo concreto, ¿por qué la fruta y la verdura se almacenan siempre a la entrada del supermercado? El propósito es bastante sencillo y nada casual. Se trata de una estrategia dirigida a conseguir que los consumidores realicen algunas compras adicionales durante su estancia en la tienda.
De hecho, la fruta y la verdura se «explotan» como tarjeta de presentación. Así, nada más entrar, los clientes se hacen a la idea de un lugar acogedor con productos sanos. Además, ver estos alimentos ordenados en cajas con sus vivos colores tiene sin duda un buen impacto en los clientes.
Así, con una presentación positiva, se seduce a la gente para que continúe su recorrido y curiosee incluso en alguna otra cosa que quizá no figuraba en la lista de la compra elaborada antes de salir de casa. De hecho, no todos los consumidores tienen la previsión y la firmeza de no coger otros productos fuera de los estrictamente necesarios.
Esto no quiere decir que se pueda calificar de estrategia deshonesta. El marketing tiene tantas facetas y ésta es, sin duda, una de las más utilizadas por los gestores de estos negocios que, aunque son una buena fuente de ingresos, siguen teniendo importantes costes que afrontar.
Otros trucos populares son la colocación de los productos más caros, que siempre están en las estanterías a la altura de los ojos, mientras que los aperitivos y los dulces suelen situarse cerca de casa para que, mientras esperan, la gente se sienta aún más tentada de echar estos artículos al carro de la compra.
¿Y los productos para los más pequeños? Obviamente están en los estantes más bajos que los niños difícilmente pueden pasar por alto. Todo ello «aderezado» con una música agradable y sana que debería hacer aún más agradable el paseo por los pasillos del supermercado.