El trabajo del político: entre vocación y profesión.
Ser político siempre ha sido algo más que un trabajo. Es un arte para el que hay que estar hecho, tener lo que históricamente se ha llamado el ars oratoria, pero sobre todo hay que tener vocación. Así que el político es sin duda un profesional, pero ante todo es una persona apasionada que tiene un objetivo claro en la vida, que es marcar la diferencia e influir positivamente en la vida de la gente y de su país.
Acercarse al mundo de la política no es fácil, y mucho menos profesionalizar la propia vocación. De hecho, no existe un camino preciso y bien definido que permita hacer una carrera clara en política. Ciertamente, una de las formas de entrar en este mundo es ser políticamente activo, es decir, interesarse por la política, informarse, leer y acercarse a un partido político. El aprendizaje en un partido en este sentido puede ser un excelente trampolín.
Está claro que hay muchas maneras de entrar en política y, aunque no existe un manual de instrucciones, sí hay un camino que puede facilitar el proceso.
Aunque el método más eficaz sigue siendo participar en mítines, debates, manifestaciones y afiliarse a un pequeño partido o a asociaciones que luchen por los temas que nos preocupan, existe una vía de formación ad hoc que puede allanar el camino. La obtención de una licenciatura en Ciencias Políticas, de hecho, proporciona todos los conocimientos básicos necesarios para enfrentarse al mundo de la política y, al menos, para dar los primeros pasos en este complicado campo.
En concreto, los cursos de formación que ofrecen las universidades españolas tienen una duración de 4 cursos académicos, divididos en 8 semestres, y esta titulación ofrece una formación multidisciplinar que combina conocimientos teóricos e instrumentos prácticos de economía, sociología, historia, derecho y ciencias políticas.
Tomar este tipo de camino puede abrir la puerta a la política, que puede experimentarse y abordarse en distintas facetas: se puede optar por la vida política real, presentándose a las elecciones y ascendiendo en los partidos. También se puede optar por una carrera internacional o incluso diplomática, apoyándose en el trabajo de las instituciones europeas.