No todos los alimentos son recomendables cuando se viaja en avión. Por el contrario, especialmente en los vuelos de larga distancia sería aconsejable seguir algunas reglas para evitar problemas digestivos o de otro tipo durante el vuelo.
Comer en avión no hace daño, o más bien no es tan evidente que pueda ocurrir. Al mismo tiempo, hay que tener cuidado con lo que se pone debajo de los dientes, precisamente para evitar problemas posteriores.
La primera regla es lavarse las manos, como se debe hacer antes de cada comida. Lo mismo ocurre con las servilletas y los cubiertos, que deben estar siempre limpios. En cuanto a la comida que nos proporcionan durante el vuelo, no hay nada que temer. Las compañías aéreas deben respetar normas bastante estrictas en materia de conservación de los alimentos e higiene.
La seguridad alimentaria de los pasajeros debe ir necesariamente de la mano de la seguridad alimentaria a bordo. En este sentido, en todos los aviones hay frigoríficos y congeladores especiales que ayudan a mantener los alimentos a la temperatura adecuada para evitar la proliferación de gérmenes y bacterias.
No obstante, hay que tener en cuenta que el aire a bordo de los aviones suele ser muy seco, con una humedad relativa de entre el 10% y el 20%. Esto puede provocar sequedad de las mucosas, incluidas las del tracto digestivo. Esto puede afectar a la capacidad de digestión del organismo.
Además, la presurización de la cabina puede influir en el sabor y el olor de los alimentos. Suele ocurrir que al comer algo en un avión parece menos sabroso debido a la presión atmosférica y la altitud. Por ello, varias aerolíneas abundan en la sal y las especias para intentar amortiguar la pérdida de sabor. Sin embargo, esto puede hacer que la comida sea más difícil de digerir para algunas personas.
No hay que olvidar que cuando se permanece sentado durante largos periodos, como en los vuelos, el metabolismo del cuerpo puede ralentizarse y afectar a la digestión de los alimentos. Tampoco hay que descuidar el ruido, las vibraciones y la luz, que pueden ser malos aliados del proceso digestivo. En general, hay que preferir las comidas ligeras, beber mucha agua y evitar el alcohol y la cafeína. En la lista de alimentos que no se deben consumir durante un vuelo también deben figurar los frutos secos, los alimentos grasos y pesados, los picantes, el queso, el café y el té. Pueden causar problemas digestivos, hinchazón abdominal, ardor de estómago y otros dolores de cabeza similares.