Ducharse, hay que vigilar la temperatura: este error puede costar caro (literalmente)
Hay que tener mucho, mucho cuidado al ducharse. Este error aparentemente trivial puede costar un ojo de la cara. Cuidado con la temperatura.
En verano, se sabe que con el gran calor, el bochorno y la odiada humedad, es prácticamente imposible, una vez en nuestras casas, no meterse literalmente en la ducha. Si en invierno y otoño anhelamos sobre todo un buen baño caliente, en los meses más cálidos nos apetece definitivamente una buena ducha refrescante.
Lo mismo ocurre cuando volvemos a nuestro hotel o casa de vacaciones después de un agradable día de playa o piscina. A veces ni siquiera podemos resistir la tentación de darnos una rápida directamente en los distintos establecimientos, así como en el gimnasio después de entrenar o en el estadio tras el clásico partido de fútbol sala con los amigos.
Obviamente, si luego realizamos un trabajo extenuante que nos obliga a pasar muchas horas al aire libre y a ensuciarnos bastante, es normal que tengamos que cuidar nuestra limpieza con una ducha selectiva y también bastante larga. Sobre todo porque a veces, además de lavarnos el cuerpo, tenemos que añadir el lavado del pelo.
Y cuando es bastante grueso y largo, está claro que hay que permanecer bajo el chorro de agua durante más tiempo también para ocuparnos de más lavados y aclarados. En resumen, es bastante obvio decir que ducharse no resulta especialmente económico, sobre todo si tendemos a pasarnos allí una eternidad aunque sólo sea para intentar relajarnos un poco.
Ducha, cuidado con el derroche de agua
Al fin y al cabo, basta pensar en la cantidad de agua que circula y que, por tanto, nos lleva a ver la factura del agua, que a su vez, junto con la de la energía, ha subido bastante en los últimos meses. Y si pensamos que el agua es un bien primario para todos los seres vivos y que, por lo tanto, nunca jamás debería malgastarse, quizá también deberíamos llegar a una bonita conclusión. ¿Cuál es?
La de evitar que corra demasiado antes de ducharnos, por ejemplo, así como no correrla gargantuescamente ni cuando hace frío ni cuando hace calor. Además de esto, si queremos ahorrar dinero en nuestras facturas, algo muy recomendable en esta época del año, deberíamos poner en práctica desde el principio dos sencillos trucos. Te contamos cuáles son.
El truco de la temperatura para ahorrar
La primera es hacer que nuestra ducha dure cinco minutos y no los siete habituales, aunque muchos han confesado en la Red que permanecen bajo el chorro hasta 15. Además de esto, también debemos bajar la temperatura, sobre todo ahora que estamos en verano. ¿En qué sentido? Podemos intentar bajarla unos grados, preferiblemente 3.
Haciendo esto podemos conseguir un ahorro anual, oiga oiga, por familia de entre 200 y 250 euros. En definitiva, estamos hablando de una cantidad de dinero muy interesante que sin duda puede servir para gastos extras o simplemente para llegar a final de mes con menos aliento.