¿Ha llegado a su fin la ansiada búsqueda de un planeta con agua, la famosa «fuente de vida»? Averigüémoslo juntos.
La sonda Hayabusa-2 realizó un importante descubrimiento de la agencia espacial japonesa. En una difícil operación en el espacio, recuperó granos del asteroide Ryugu. Los granos revelaron un componente inesperado, a saber, una gota de agua. Pero vayamos por orden.
La Hayabusa-2, lanzada en 2014, había regresado a la Tierra hacía dos años. La extracción, extremadamente difícil, había tenido lugar a 300 millones de kilómetros de la Tierra. Toda una hazaña, un pequeño viaje al espacio profundo. Al fin y al cabo, el propio nombre del asteroide, clasificado como «potencialmente peligroso» para la Tierra, procede de una antigua leyenda japonesa y fue dado con motivo de la misión nipona.
A continuación, los granos fueron analizados por un equipo internacional de 150 investigadores, entre ellos 30 de Gran Bretaña, Estados Unidos, China, Francia e Italia. La mayoría, sin embargo, eran japoneses.
El jefe del equipo, el científico Tomoki Nakamura, de la Universidad de Tohoku, explicó ampliamente a la prensa la importancia del descubrimiento. En efecto, se trata de una prueba fundamental a favor de la teoría de que la vida se originó en la Tierra tras la llegada de un meteorito que contenía agua y/o materia orgánica.
«Esta pequeña gota de agua tiene un gran significado», explicó el científico del Sol Naciente. «Muchos investigadores han creído que se traía agua del espacio exterior, pero sólo ahora hemos encontrado realmente agua por primera vez, justo en un asteroide cercano a la Tierra». Por supuesto, el asteroide al que se refiere es Ryugu.
Pero, ¿qué había dentro de los granos? Era agua carbonatada, sal y materia orgánica; todos ellos componentes básicos de la vida tal y como la conocemos. Según Nakamura, la vida pudo originarse en la Tierra como resultado de «colisiones» entre asteroides en el espacio, que luego cayeron a la Tierra. En concreto, se cree que los aminoácidos pueden haber sido formados por asteroides, constituyendo uno de los elementos «espaciales».
Para quienes deseen profundizar, el artículo científico está disponible en la revista Science. De hecho, se trata de un estudio científico, muy alejado de las fantasías de ciencia ficción o de los balbuceos ininteligibles de ufólogos y conspiranoicos. En él se exponen las etapas de la recuperación de los granos y las consecuencias de los análisis científicos realizados, con una cantidad considerable de datos que aún hoy son fuente de debate.