Cáncer, aquí está la nueva cura: potentes ondas de luz | Así funciona
Entre las posibles investigaciones aplicadas al tratamiento del cáncer figura un nuevo estudio, firmado Nature, sobre el uso de luz láser de alta potencia. Intentemos juntos comprender de qué se trata.
Asunto delicado, el cáncer. Entre las enfermedades «azote» de la sociedad occidental, el cáncer ha sido objeto de grandes avances de la ciencia médica, pero nunca decisivos. Por ello, al abordar el tema, es necesario ser prudente, no «exagerar»; los anuncios de curas milagrosas se han sucedido desde los años 70, y en gran, gran perjuicio de quienes padecen estas enfermedades.
El nuevo tema a la luz del día en el ámbito que nos ocupa es la «luz láser«. Se trata de haces de luz muy útiles para el estudio y el tratamiento de los tumores. Penetran en las regiones tumorales y suelen utilizarse con fototerapia.
Esta última consiste en el uso de luz visible e infrarroja para tratar las células cancerosas. El principal obstáculo en este campo sigue siendo la absorción de la radiación por los tejidos humanos. De hecho, la fototerapia se conoce desde hace tiempo.
El reto parece ser entonces cómo «concentrar» estos haces de luz en las células humanas, destruyendo el cáncer que las acecha. Un objetivo que, aunque lejos de resoluciones milagrosas, parece estar cada día más cerca.
Los «tsunamis ópticos» en células cancerosas, el nuevo descubrimiento
Una investigación llevada a cabo por el Instituto de Sistemas Complejos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CNR-Isc) ha descubierto cómo, en el interior de las células tumorales, pueden producirse «tsunamis ópticos«, es decir, ondas luminosas de gran intensidad, decididamente inusuales. Son precisamente estos «tsunamis» los que pueden utilizarse para la transmisión de luz láser desde el exterior, casi como si fueran «prismas» con los que conducir los rayos.
Entre sus posibles aplicaciones están el análisis y tratamiento no invasivo de determinadas partes del órgano, por ejemplo en el caso del cáncer de páncreas. La luz concentrada provoca fuertes aumentos de temperatura; y es este fenómeno el que «mata» las células cancerosas. Sin embargo, el tejido humano suele retener la radiación, lo que impide utilizarla para «matar» las células cancerosas.
Se trata, repetimos, de un estudio preliminar, lejos de ser una cura. Sin embargo, ya ha tenido una publicación científica en Nature Communications. Quién sabe si no podría, en un futuro próximo, tomar la forma de una nueva herramienta para el tratamiento del cáncer, menos invasiva que las actuales. Mientras tanto, la investigación continúa.