La nueva frontera del ahorro y de la ecología: los paneles fotovoltaicos. Pero, ¿son siempre eficaces?
En los últimos años, el fenómeno de los paneles fotovoltaicos y solares térmicos se ha disparado. Las razones de este enorme interés por esta tecnología son básicamente dos:
La difusión de este planteamiento también se ha visto facilitada por las innumerables bonos económicos puestas a disposición por el Estado y los fondos europeos, que han impulsado a muchos constructores y ciudadanos a llevar a cabo medidas de eficiencia energética en sus edificios de viviendas.
Sin embargo, hay rumores de que la eficacia de los paneles fotovoltaicos puede fallar en determinadas condiciones. El rumor es que funcionan mal en condiciones de calor extremo. De hecho, parece que este rumor no es sólo un rumor, sino un hecho.
Los paneles fotovoltaicos mantienen su eficacia al 100% hasta la percepción de 25 grados centígrados. Esto significa que más allá de ese umbral dejan de funcionar o, en cualquier caso, tienen una productividad menor, lo que garantiza un menor ahorro energético y económico.
Por supuesto, con los veranos tan calurosos que estamos viviendo en los últimos años, ese límite no es bueno. Pensemos, por ejemplo, en las islas españolas o en todas las regiones del sur, donde es fácil alcanzar temperaturas de 30-35 grados, con algunos picos en días extremos que llegan hasta los 40 grados.
Esto haría inútiles los propios paneles. Es cierto que, a pesar de los meses calurosos de la temporada estival, el uso de paneles fotovoltaicos aporta beneficios en el consumo durante todo el año.
Para contrarrestar la disconformidad que está surgiendo contra los paneles, la tecnología ya está trabajando en modificaciones de los paneles existentes. Sin embargo, muchos optan ya por una alternativa igualmente ecológica y económica: las tejas fotovoltaicas. Al parecer, esta tecnología ya es mucho más resistente a las altas temperaturas que los paneles fotovoltaicos.