¿Eres un humano o un robot? | Convierte 100.000 en un millón y te lo diremos
Se planea un nuevo test de vanguardia para distinguir la mente humana de la inteligencia artificial: el test de Turing ha quedado obsoleto.
El incesante avance de la tecnología y el desarrollo de una inteligencia artificial decididamente polifacética y versátil en los últimos años ha propiciado la aparición de numerosas herramientas que incorporan el uso de la IA en nuestra vida cotidiana. Esto se ve claramente contrarrestado por el hecho de que cada vez es más difícil determinar con exactitud cuándo un producto es el resultado de la elaboración humana y cuándo ha sido producido por máquinas.
Hoy basta con pulsar un botón o dar una orden de voz para pedir a un ordenador que realice una tarea por nosotros, desde componer un texto narrativo hasta escribir una canción o incluso dibujar una obra de arte. Nos encontramos en una fase en la que confiar en la innovación es una especie de acto de fe incondicional por el que, citando a la famosa escritora Chiara Valerio, podemos decir ahora que «la tecnología es religión«.
Dado el nivel de desarrollo adquirido por la inteligencia artificial, empieza a sentirse la necesidad de cambiar la prueba hasta ahora convencionalmente aceptada para distinguir a las máquinas de las personas.
¿En qué consiste el nuevo test?
En los años 50, el matemático Turing originó el test homónimo, que, sin embargo, ahora es incompatible con nuestra modernidad. El cofundador de Deep Mind, una empresa del grupo Alphabet-Google que se ocupa específicamente de inteligencia artificial, hace esta reflexión. En efecto, Mustafa Suleyman observa que la tradicional prueba de Turing utilizada para distinguir entre pensamiento humano y mecánico es ahora inutilizable dado el avance de los programas informáticos de inteligencia artificial existentes.
Su propuesta, por tanto, es formular una prueba de Turing moderna y más compleja que nos permita discernir entre las distintas formas de IA existentes. Para lograrlo, sin embargo, será necesario garantizar que la prueba ya no sea un simple cuestionario, sino una pregunta compleja que incite a la persona o a la inteligencia artificial a establecer un argumento, un verdadero programa.
Por eso Suleyman propone que el test pida que 100.000 se conviertan en 1 millón. De este modo, la eventual inteligencia artificial se verá desafiada por el test y no tendrá que limitarse a responder a una pregunta, sino que deberá hacer un verdadero razonamiento, poner en marcha una estrategia para invertir ese dinero inicial y sacarle un beneficio que le lleve al millón de dólares.
Lo que cabe esperar en un futuro próximo
En palabras de Suleyman, la pregunta que habrá que plantearse en un futuro inmediato ya no será qué podrá decir una máquina, sino qué podrá hacer.