Se han descubierto dos agujeros negros bastante inquietantes, ciertamente dignos de la máxima atención. Conozcamos a estos dos «vigilantes especiales».
Mirando al cielo por la noche, uno se sorprende de la cantidad de estrellas que lo pueblan. Todavía sabemos poco, si es que sabemos algo, sobre el universo que nos rodea; y la astronomía es una de las pruebas más claras de ello. Desde los planetas de nuestro sistema solar, pasando por la infinidad de sistemas estelares de la galaxia, hasta el eterno misterio de los agujeros negros, o los «pasajeros» del cosmos por excelencia, es decir, los meteoritos y los cometas. En resumen, el Universo es un asunto misterioso, difícil de investigar; y en cuanto se descubre algo nuevo, llegan nuevos datos para contradecirnos.
Puede ser un planeta que lo parecía, pero que en realidad no es más que un gran asteroide (Plutón docet); puede ser un cometa que en realidad es un planeta destruido; puede ser un agujero negro que… En realidad no sabemos lo que es. ¿Un aspirador de la galaxia? Una definición blasfema pero acertada. En el caso que nos ocupa estamos hablando realmente de agujeros negros.
El descubrimiento procede esta vez del Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), un ejemplo en esteroides de telescopio, un Míster Olimpia en la materia. El Alma, un instrumento muy potente, ha detectado dos agujeros negros igualmente impresionantes.
Se trata de dos cuerpos celestes verdaderamente masivos con un campo gravitatorio muy fuerte. Situados en el centro de la galaxia, devoran todo lo que encuentran a su paso. Agujeros negros de película, en otras palabras: estremecedores.
Los dos nuevos agujeros negros fueron descubiertos en la 241ª reunión de la AAS, la famosa Sociedad Astronómica Americana. Los resultados fueron publicados posteriormente por «The astrophysical journal letter». Los dos agujeros negros se encontraban en una fusión de galaxias conocida como UGC4211.
A continuación, procedieron a analizar los núcleos aún «vivos» del grupo de galaxias fusionadas, descubriendo en el proceso los dos agujeros negros en cuestión. Esto es muy anómalo, porque en esta zona astronómica no suelen llegar agujeros negros. Además, las dos entidades están separadas entre sí, pero a poca distancia; sólo 750 años, una nimiedad en términos astronómicos.
ALMA está altamente especializado precisamente en proporcionar imágenes de alta calidad del gas y el polvo procedentes de las fusiones galácticas. Sin su excepcional potencia, no habría sido posible descubrir los agujeros negros en cuestión. Quién sabe qué otros descubrimientos le esperan.