Aire acondicionado, llega el modelo sin electricidad: ya no hay que pagar facturas
¿Miedo de las facturas elevadas? Un nuevo modelo de aire acondicionado israelí está en camino, perfecto para ahorrar dinero.
¿Cómo ahorrar dinero? Muchos se hacen esta pregunta ante un precio de la energía que no parece aflojar, pese a las numerosas proclamas de las autoridades políticas y gubernamentales. Aunque los precios hayan bajado, debido al conflicto entre Ucrania y Rusia, que ahora se ha «desvinculado» de las redes energéticas europeas, el ahorro conseguido se ha visto anulado por la inflación, más alta que nunca. Los precios suben, suben por todas partes; sube el pan, sube la leche, suben los alimentos más básicos. Y teniendo que elegir entre comer o pagar la cuenta, muchos prefieren ponerse algo bajo los dientes.
El descanso estival es engañoso en este sentido; los precios del consumo eléctrico relacionado con el ajetreo de aires acondicionados y ventiladores se disparan, y cabe suponer que en agosto la factura bimensual será más alta que nunca, incluso para los pisos más pequeños. Por otra parte, se trata de una espiral inflacionista que las compañías energéticas ven con buenos ojos, pues les permite obtener dividendos cada vez más lucrativos.
Entonces, ¿cómo ahorrar dinero ante esta situación? ¿Cómo intentar «reducir» el consumo de energía? No es fácil, pero con un poco de paciencia es factible. Un ejemplo de ello es el nuevo modelo de aire acondicionado procedente del lejano Israel.
La start-up israelí con regusto japonés «Green Kinoko» ha inventado «Kensho», un aire acondicionado calificado por muchos de revolucionario. Seis modelos se están probando en la localidad costera de Tel Aviv. El descubrimiento se produjo a raíz de los líquidos criogénicos investigados por la empresa; una revelación casi accidental.
Kensho, ¿el aire acondicionado del futuro? Características innovadoras
¿Cuál es el secreto de este acondicionador de aire israelí? El aparato crea energía a partir de la presión desarrollada entre el nitrógeno líquido y el gaseoso. El nitrógeno líquido se almacena a -196 grados Celsius. Cuando se produce la transición a la fase gaseosa, el nitrógeno crea una presión formidable. La presión así generada acciona a su vez un motor mecánico.
Comparado con un simple aparato de aire acondicionado, las ventajas son evidentes: no necesita electricidad, no libera calor al aire ni emite gases tóxicos, difíciles de eliminar. Además, al menos en la fase actual, recicla material de desecho: el equipo israelí utilizó un derivado del oxígeno hospitalario.
Por supuesto, hay un «pero»: el nitrógeno debe sustituirse cada semana/diez días. El precio, sin embargo, es realmente insignificante, sobre todo si tenemos en cuenta que no hay consumo de electricidad. ¿El último capricho? Es muy silencioso, ya que no hay agua en su interior.