Desde hace más de un año, los elevados precios de la energía tienen literalmente de rodillas no sólo a España, sino a toda Europa.
Esta grave situación comenzó, concretamente, en marzo del año pasado, coincidiendo con el auge de los conflictos en Ucrania, que han cambiado definitivamente las reglas del juego para todo el continente europeo.
Lo primero que salta a la vista es el aumento del coste de los alimentos, incluso de aquellos aparentemente más fáciles de encontrar, como la harina y el aceite de cacahuete, lo que ha provocado una inflación real en el sector alimentario en general.
A esto hay que añadir el aumento incontrolado del coste de la energía en sus dos formas, que son el gas metano y la electricidad respectivamente. La propia subida del coste de la energía ha obligado claramente a las principales empresas suministradoras de energía a incrementar el coste de sus facturas mensuales de energía en una proporcionalidad directa, y no cabe duda de que ello ha provocado en cualquier caso un grave malestar entre los ciudadanos de toda Europa.
A pesar de los elevados precios de la energía que campan a sus anchas por toda Europa, creando dificultades inherentes de no poca magnitud, seguimos haciendo un uso masivo de los electrodomésticos, que están más presentes que nunca en nuestro entorno doméstico. Desde hornos eléctricos, microondas, frigoríficos, lavavajillas, calderas, lavadoras, secadoras, etc., son muchos y muy variados los aparatos que utilizamos habitualmente en la vida cotidiana, desde la preparación diaria de los alimentos hasta el lavado y la limpieza de la ropa que vestimos.
Hoy nos centraremos en particular en la caldera, que es un aparato realmente relevante y significativo, sobre todo en los meses más fríos, cuando el agua caliente es absolutamente necesaria. Desgraciadamente, las buenas noticias no llegan de Europa: descubrámoslas.
De hecho, la Unión Europea ha decidido recientemente prohibir el uso de calderas de gas a partir de 2029. Se trata de una de las medidas que forman parte del borrador del Reglamento de Ecodiseño 813/2013/UE, que tiene como objetivo último hacer más sostenible medioambientalmente la compra de electrodomésticos, favoreciendo especialmente los de nueva generación, que, como todos sabemos, consumen bastante menos.
A partir de 2029, por tanto, si se confirma el proyecto, asistiremos a una prohibición total de la venta de calderas de gas, que incluirá también las de condensación. Lo único que nos queda por hacer en este momento es esperar nuevas actualizaciones de la Unión Europea sobre este proyecto de ley, que estamos seguros no tardarán en llegar en los próximos meses.