Se aproxima un asteroide y su impacto podría provocar la desaparición de la civilización humana del planeta. Vamos a averiguar juntos la probabilidad y la fecha del impacto.
¿Podríamos acabar todos como los dinosaurios? Parece una broma, pero en realidad es una posibilidad tangible y, por desgracia, muy real. Junto a la devastación causada por el cambio climático y el riesgo de conflicto atómico, el impacto de un asteroide es la amenaza más cercana a la desaparición de la civilización humana. Al fin y al cabo, ya ha ocurrido con algunas especies en determinados momentos de la historia.
Viena suele considerarse una ciudad de café y Sacher, monumentos de los Habsburgo y mucha historia, pero también es sede de importantes congresos científicos. Uno de ellos se celebró el pasado 4 de abril en la capital austriaca y se centró en la defensa contra los asteroides.
¿Qué deberíamos hacer si nos alcanzara un asteroide? La probabilidad parece baja, pero no inexistente; y las soluciones para detener el asteroide son pocas e ineficaces. Veamos juntos algunos escenarios posibles.
En este concurso, el asteroide más cercano a tener impactos importantes en la Tierra, como explica Esquire, lleva la sigla 2023 PDC. El objeto ha sido etiquetado como «potencialmente peligroso», una definición ominosa, pero aplicable a cualquier asteroide que cruce la órbita terrestre a una distancia de 7,4 kilómetros y tenga una potencia, es decir, una magnitud de 22,0.
¿Qué probabilidad hay de que este asteroide nos golpee? Es difícil hacer predicciones, pero la estimación actual ronda 1 entre 10 mil. El impacto, al ritmo actual, se espera que se produzca dentro de 13 años, por tanto en 2036. Tiempo suficiente para prepararse y, en caso necesario, saber cómo reaccionar ante el impacto. El pensamiento común es que se podría «disparar» a un asteroide para fragmentarlo en muchos fragmentos minúsculos, inofensivos en contacto con la atmósfera; pero más allá de las dificultades objetivas de interceptar el asteroide en cuestión, no hay certeza de que exista un cohete suficientemente potente para realizar la hazaña. Tampoco existe la instrumentación, la rampa de despegue, las capacidades técnicas, el lanzamiento «a distancia» necesario.
En resumen, todo debe construirse desde cero, en un ámbito aún desconocido (¿quién ha derribado alguna vez un asteroide?). Los daños producidos por un asteroide «potencialmente peligroso» van desde el propio impacto, pasando por tsunamis devastadores, hasta la aceleración del cambio climático, con una distorsión del clima ya muy afectado por las actividades humanas. El sol podría oscurecerse durante largos años, los cultivos marchitarse y perecer; seguirían hambrunas, epidemias y luchas por la supervivencia entre las naciones humanas.