Extraños sonidos grabados en el cielo: esto es lo que pasa
Nuevas investigaciones científicas han revelado sonidos de origen misterioso en nuestra estratosfera: descubramos lo que está pasando.
A menudo se habla de los misterios del espacio, pero incluso los cielos de la vieja y querida Tierra permanecen en gran medida inexplorados. Los cielos que nos sobrevuelan siguen ocultando múltiples misterios difíciles de descifrar y/o analizar exhaustivamente. Desde extrañas corrientes de aire, pasando por especies desconocidas, hasta niveles de la estratosfera poco investigados y estudiados.
Así lo ha demostrado la 184ª Reunión de la Sociedad Acústica de América, que acaba de celebrarse en Chicago; en esta ocasión, la somnolienta convención, habitualmente ignorada por los medios de comunicación generalistas, desveló algunas noticias científicas bastante desconcertantes.
En concreto, la sociedad investigó la composición de la estratosfera, una de las principales capas de la atmósfera terrestre. La estratosfera se encuentra entre los 12 y los 50 kilómetros de altitud. La investigación, en este caso, se centró en un sonido concreto.
El investigador, Daniel Bowman, de los Laboratorios Nacionales Sandia, utilizó un conjunto de globos aerostáticos alimentados con energía solar; una investigación, por tanto, absolutamente ecológica, a través de la cual captó algunos sonidos particularmente alienantes en la estratosfera. La estratosfera suele caracterizarse por tener poco o ningún sonido; una capa «silenciosa» de nuestro cielo.
Sonidos misteriosos, el descubrimiento de Bowman es revolucionario
Los micrófonos de los globos aerostáticos, en el «silencio» de la estratosfera, han captado sorprendentemente sonidos nunca antes oídos. De hecho, la potencia de los dispositivos en cuestión ha permitido una capacidad sin precedentes, haciendo posible escuchar, incluso en la estratosfera, los sonidos de las olas del mar, los truenos y algunas, no especificadas (mencionadas en la investigación), explosiones.
Entre los sonidos más misteriosos figuraban, junto a los del medio ambiente y las actividades humanas, los infrasonidos. Un «ruido» que aún no puede identificarse claramente. ¿Qué es? El propio Bowman admitió su ignorancia; sin embargo, quedan pruebas de una estratosfera mucho más «ruidosa» de lo que hasta ahora se había imaginado.
Los globos en cuestión eran globos sencillos, «coloreados» con polvo de carbón y equipados con microbarómetros para la recogida de datos; el tipo de instrumentación que suele utilizarse para analizar volcanes. Se trataba, por tanto, de un medio barato y eficaz; las únicas dificultades parecían estar relacionadas con la recuperación de los globos una vez desinflados. De hecho, muchos acabaron en zonas salvajes difíciles de localizar. Ahora se imagina que podrían aplicarse globos similares, equipados ad hoc, para explorar la superficie de planetas cercanos; Marte y Venus in primis.