En 1615, balleneros vascos que naufragaron en Islandia tras un fuerte temporal fueron masacrados por los habitantes locales.
En 2015, Islandia derogó una ley que permitía matar a los vascos, una medida que se remonta al siglo XVII, cuando balleneros vascos se refugiaron allí. La derogación se realizó en presencia de autoridades españolas, islandesas e irlandesas.
En el siglo XVI, la industria ballenera del Cantábrico llevó a pescadores de Cantabria, Asturias, País Vasco y Galicia a cazar en la zona para obtener carne y grasa para el alumbrado. La población de la región de Vestfiroir mostró fuerte rechazo hacia los extranjeros, lo que llevó a conflictos violentos con balleneros españoles que fueron brutalmente asesinados.
El mercado de caza de ballenas creció tanto que los puertos vascos peleaban por las piezas más grandes, lo que llevó a muchos pescadores a asentarse en Terranova y Labrador, Canadá. Cuando los pesqueros vascos llegaron a Islandia, las relaciones con los locales fueron pacíficas, pero esto no impidió la matanza de vascos en 1615.
Durante el verano de 1615, varios barcos pesqueros llegaron a la región para cazar ballenas. Solo tres se quedaron, mientras que los demás se fueron a Noruega. Los pescadores vendieron carne de ballena, pero en septiembre comenzaron las desgracias.
En el mes de septiembre, un fuerte vendaval dañó los barcos vascos contra las rocas, lo que obligó a los pescadores a pasar el invierno en Islandia. Se establecieron tres grupos, liderados por Pedro de Aguirre, Esteban de Tellaría y Martín de Villafranca, quien se separó de los otros dos.
El primer conflicto se desató cuando el grupo liderado por Martín de Villafranca entró a la fuerza en la casa de un comerciante para conseguir víveres, enfureciendo a la población local. Luego, los islandeses armaron una tropa para atacar la casa donde se alojaban los vascos, matando a los guardias nocturnos y acabando con la vida de los pescadores.
Martín y sus 12 compañeros fueron brutalmente asesinados por las tropas locales que los sorprendieron. Los cuerpos de los vascos fueron mutilados, y Martín recibió cortes con hacha en el hombro y el pecho. A pesar de sus súplicas, fue perseguido y alcanzado por una piedra en la cabeza mientras intentaba escapar nadando. Finalmente, su cuerpo fue rajado desde el ombligo hasta el cuello.
Los españoles fueron asesinados y mutilados brutalmente por los habitantes de Vestfiroir, quienes luego arrojaron sus restos al mar. Una autoridad convocó un juicio para justificar los incidentes. La religión y la mala situación económica influyeron en los hechos. El rey de Dinamarca llamó a defenderse de los extranjeros, y aunque la ley se mantuvo hasta 2015, ya no tenía validez.