Descubre la verdad detrás del mito de las zanahorias: ¿te ayudan a conseguir un bronceado perfecto o es solo un engaño?
El verano llega y con él la oportunidad de mostrar el cuerpo en la playa o piscina. Para conseguir un bronceado atractivo, muchas personas recurren a la zanahoria, un alimento que se cree acelera el proceso.
Muchas páginas web recomiendan comer zanahorias para lograr un bronceado más atractivo durante el verano, pero ¿es esto realmente cierto? La ciencia indica que, desafortunadamente, se trata de un mito ampliamente extendido. Aunque las zanahorias contienen betacarotenos, estos no son suficientes para lograr un bronceado efectivo.
La creencia de que las zanahorias ayudan a broncear la piel se basa en la idea de que contienen nutrientes capaces de producir dicho efecto. Si bien esto es cierto, el color que se obtiene por el consumo de zanahorias no es el típico bronceado de los rayos del sol. La melanina es la responsable de la coloración de la piel, y las zanahorias no tienen efecto alguno en su activación.
Es cierto que consumir una cantidad considerable y constante de zanahorias puede provocar un cambio en la coloración de la piel. Sin embargo, la piel no adquirirá una tonalidad marrón o morena, sino más bien una gradación anaranjada. Esto se debe a una propiedad de la zanahoria: el betacaroteno. Este pigmento puede acumularse en la piel y producir un ligero tono anaranjado.
El betacaroteno es un pigmento presente en las plantas de color naranja y amarillo, lo que puede cambiar el color de la piel al consumir estas hortalizas. El betacaroteno es una provitamina A que, al ser asimilada, se convierte en vitamina A y aporta antioxidantes. El pigmento se acumula en la sangre y produce un ligero color en la piel, especialmente en zonas con mayor grasa subcutánea, como las palmas de las manos.
Puede provocar una gradación anaranjada en la piel, que desaparece cuando se deja de consumir. Es posible hacer la prueba al comer zanahorias durante varios días y comparar el tono de la piel después de unas semanas. Este cambio en el color no tiene riesgos para la salud y es inofensivo.
Un estudio de la revista científica PLOS reveló que el consumo diario de una a tres raciones de frutas y verduras puede cambiar el color de la piel en unas seis semanas. Esto se debe a dos tipos de pigmentos naturales: el betacaroteno presente en zanahorias, boniatos y calabazas, y el licopeno en tomates, sandías, pimientos rojos y papayas.
La ingesta prolongada de alimentos como zanahorias, calabazas, tomates, pimientos rojos y papayas puede provocar un cambio de tonalidad en la piel, pero no se trata de un bronceado duradero. La mejor manera de ponerse moreno es exponerse al sol y usar protección solar.